Daniel Noboa y la crisis con México: ¿cortará EE.UU. los hilos de la marioneta?
14.04.2024
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El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, en Poalo, el 21 de marzo del 2024.Dolores Ochoa / AP
El pasado 5 de abril, las fuerzas policiales de Ecuador asaltaron la Embajada de México en Quito y procedían a la detención del exvicepresidente del país suramericano, Jorge Glas, que estaba acogido en calidad de asilo político en dicha sede.
Este procedimiento incumple lo establecido por la Convención de Viena sobre relaciones internacionales, ratificada tanto por México como por Ecuador. Y ha supuesto, entre otras cosas, una fuerte crisis diplomática entre ambas naciones, la ruptura de relaciones por parte de México y la condena internacional al Gobierno de Daniel Noboa.
Tal y como desarrolla el sociólogo Ociel Alí López, en un reciente artículo en RT, Noboa ha considerado los réditos que, en sentido interno, le puede reportar este ataque a la embajada mexicana. Por un lado, como distracción ante la situación de catástrofe económica en la que se encuentra Ecuador y, en segundo lugar, para polarizar a la opinión pública azuzando el anticorreísmo. No olvidemos que Glas fue vicepresidente durante el gobierno de Rafael Correa.
La política de mano dura de Noboa, aún sin tener en cuenta cómo vulnera los derechos humanos en su aplicación, ha contado con el respaldo internacional de otras potencias, incluyendo EE.UU.
En relación con México, este conflicto también entra de lleno en el escenario interno, en un contexto de año electoral, afectando al buque insignia del actual gobierno. Si en algo se ha destacado el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su mandado ha sido en recuperar una política de Estado y autónoma en relaciones internacionales para México. Un principio que se había perdido durante los llamados gobiernos neoliberales. La escenificación más clara de estas políticas se ha reflejado en convertir a México en estos años en un referente del asilo político en América Latina. Además de Jorge Glas en Ecuador, recordemos los casos del asilo concedido a la familia de Pedro Castillo o al expresidente boliviano, Evo Morales.
Por otra parte, los Gobiernos de Ecuador y México son en muchos sentidos presentados como opuestos en relación a cómo enfrentan determinados conflictos internos vinculados con el narcotráfico o la delincuencia.
La política de mano dura de Noboa, aún sin tener en cuenta cómo vulnera los derechos humanos en su aplicación, ha contado con el respaldo internacional de otras potencias. Destacándose EE.UU., que, además, ha sabido como beneficiarse de esta situación.
Tras los ataques perpetrados por grupos delincuentes en el país del Cono Sur, y la declaración del presidente Noboa de la situación como conflicto armado interno, EE.UU. arribó con las tropas del Comando Sur en este país para apoyar al Gobierno en su «guerra contra la delincuencia». A cambio, Ecuador se comprometió en un momento al envío de armas soviéticas a Ucrania —algo que había sido rechazado por la mayoría de los países latinoamericanos que han mantenido una posición neutral al respecto de este conflicto en el Este de Europa—. Posteriormente, Ecuador rectificó.
Pronunciamiento de EE.UU.
En ese sentido, cobra especial relevancia la crítica que el Gobierno mexicano realizó a EE.UU. considerando tibia su condena a los hechos perpetrados por el Gobierno de Daniel Noboa, ya que no habían señalado el carácter violento de la irrupción en la embajada, pero sobre todo porque habían subrayado que tanto México como Ecuador eran socios críticos, al entender del Gobierno de López Obrador, manifestando con ello una actitud ambigua.